jueves, 11 de noviembre de 2010

Esto es una pérdida más de tiempo...


Hoy tomé mi tiempo y lo hice propio. Lo volví único. Era sólo mío y de nadie más. Lo perdí por completo, fui un idiota. Lo prendí fuego. Se me fue. El tiempo se fue y ya no va a volver. En todo ese lapso arruinado de minutos y segundos que corrían y corrían sin parar, hice muchas cosas. Ninguna de un valor sumamente profundo. Nada cambió. Todo permanece tal cual estaba. No hubo modificaciones. Mi ánimo se conservo tal cual estaba al principio. Mi humor, mis pensamientos, mi forma de pensar y de ver la vida. Nada sufrió modificaciones.

Perdí mucho tiempo hoy. Dejé para hacer después muchas tareas que podría haber adelantado. No me importó en lo más mínimo. Tal vez estaba empantanándome en un inmenso fango del que quizás nadie podrá sacarme jamás. Ni me mosquié.

Los segundos volaron en el día de hoy. Hice cosas sin sentido, consumí chatarras visuales, desplacé sonidos en el viento que no hilvanaron ninguna melodía consistente, pero que me saciaron por unos momentos. Me entretuve con la caja boba, o mal llamada por algunos, Televisión. Nada nuevo, más bien, refritos y vueltas de página. Me dio lo mismo verla encendida que apagada.

Por supuesto que algunos de mis pensamientos del día de hoy valieron la pena. Siempre hay personas importantes por las cual vale la pena luchar, pensar, y replantearse metas y objetivos. Sin embargo, estas cuestiones no vienen al caso. Podría haber aprovechado mi tiempo aún más, lo habría exprimido tanto que la temporalidad se habría diseminado de manera perfecta, permitiéndome hacer todas aquellas actividades que abandoné en el día de la fecha.

Hoy mi reloj no sirvió de nada . Podríamos decir que casi no lo mire. Ni siquiera le di importancia. Me olvide de todo y de todos. Responsabilidades: sí. Urgencias: no. Preocupaciones: sí. Miedos: sí. Emergencias: no. Eso me alivia.

Me pregunto para terminar: ¿Realmente perdí tanto el tiempo como me cuestioné en un principio? Será orgullo u optimismo, llámenlo como quieran, pero prefiero pensar que no. No quemé mi tiempo, solo lo manipule y lo adapte a mi estado de ánimo actual. Aquí y ahora, así debió ser. No hay planificación alguna que valga.

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